“Yo estaba aterrada porque no quería perder a mi bebé y estaba en una encrucijada porque podía morir en la operación, pero sino la operaba podría vivir, como máximo, hasta su primer añito”.
Atenea es una chihuahua de pelo largo. Nos cuenta su dueña, Ivette Correa, que Atenea nació el 7 de agosto 2018, y que al verla fue amor a primera vista, tanto para ella como para su familia.
“Al verla dijimos esa es la nuestra, pasaron dos meses para que no las dieran. Antes de entregárnosla, el veterinario la chequeó y nos comunicó que, en ese momento, al parecer tenía un soplo en el corazón y que estaba en nosotros si no la queríamos llevar a casa. Pero, ella ya era parte de nuestra familia y nos había robado el corazón. ¡No la íbamos a dejar!”, recuerda Ivette, emocionada.
En busca de una segunda opinión, la llevó no solo a uno, sino a dos veterinarios más para quienes confirmaron que la pequeña Atenea tenía un soplo y que no había desaparecido al cumplir sus tres meses.
“Uno de los veterinarios me refirió a la doctora Jennifer Crescioni, en el pueblo de Coamo, y sin pensarlo dos veces la llevamos. A Atenea le hicieron estudios y le recetaron medicamentos. A su corta edad, ya tomaba más de cuatro medicamentos y no podía jugar y ni correr para no fatigarse. También nos informó que había que operarla lo antes posible, si queríamos que tuviera la posibilidad de tener una vida normal”, explica Ivette, a quien tambieen le informaron que la operación, la cual solo tres médicos veterinarios podían realizar en Puerto Rico, era complicada y costosa.
“Yo estaba aterrada porque no
quería perder a mi bebé y estaba en una encrucijada porque podía morir en la operación, pero sino la operaba podría vivir, como máximo, hasta su primer añito. La doctora Crescioni me dijo: ‘para que estés más tranquila, te voy a dar un referido para la clínica CEVET, que es la mejor que existe, y así te orientan sobre la cirugía’”, reitera, Ivette, para agregar que, al llevarla a la clínica, el doctor Carlos M. Mongil le explicó cada detalle de las ventajas y los riesgos de la cirugía.
“Valía la pena si con la operación mi niña hermosa podría tener una vida sana y plena”, comenta y añade que Atenea fue intervenida el 12 de febrero de 2019.
“La operación fue un éxito, gracias a Dios y al doctor Mongil. A las dos semanas, Atenea tuvo su cita de seguimiento y cuando la vio, nos dijo que ya estaba fuera de peligro y que tendría una vida plena. Al mes siguiente la vio la doctora Crescioni y le quitó todos sus medicamentos, pues ya no los necesita. ¡Mi princesa bella está totalmente sana!”, exclama complacida Ivette, para decir que “ahora es una perrita muy sana, amada y consentida”.
Ya ha pasado un año desde la operación y pronto Atenea cumplirá su segundo año de vida.
“Jamás escatimaré en dinero, aunque sea difícil, por la salud de ella o de cualquiera de sus hermanitos perrunos”, afirma, finalmente.