“Mi amor por las mascotas nació desde muy chico. Recuerdo que les suplicaba a mis papás me permitieran tener un perro, pero, por mis alergias, no se atrevían. Siempre fue algo que estuvo en todas mis listas para Santa Claus hasta que un día mi papá 

llego (¡desobedeciendo a mi mamá!) con una perrita llamada Bonnie. Las alergias desaparecieron y al fin tuve la oportunidad de hacer ese sueño realidad”, cuenta José Alfredo, al recordar a su primera mascota, una beagle que llegó como una agradable sorpresa a su vida. 

“Actualmente, tengo dos perritas llamadas Kira y Laika. Ambas llegaron en momentos importantes en mi vida y su llegada generó recuerdos imborrables”, menciona José Alfredo, al recordar que Kira fue un obsequio de su mamá en su cumpleaños 21, mientras que a Laika le dio la oportunidad de brindarle una nueva vida. 

“Tuve la oportunidad de brindarle una historia diferente a su vida, ya que vivía en un hogar donde era maltratada y una organización la removió de ese hogar, situación que llevó a que me convirtiera en su ‘foster’ de primera mano y luego en su ‘forever home’”, recuerda emocionado. 

Al hablar de sus mascotas, José Alfredo es todo orgullo. “Kira es una shih tzu bien ‘lady like’, ella es toda una dama. Se desvive por su papá y no puede pasar una noche sin dormir en mis pies. Es cariñosa, juguetona, agradecida y muy celosa. Kira lleva conmigo seis años y nos entendemos de maravilla. No hace falta que hable para entenderla. ¡A veces siento que tenemos hasta conversaciones!”, comparte divertido, a la vez que pasa a describir a Laika. 

“Es una beagle muy eléctrica y temerosa… le cuesta confiar en los demás. Le encanta dormir debajo de mi cama y que la llame ‘la nena’”, agrega, para destacar que “el día a día para Laika es un parque de diversiones, pues se la pasa jugando y descifrando qué nueva travesura hacerme”. Aunque el proceso de conocerse fue complejo, ya que venía de un hogar donde era maltratada y, ante cualquier ruido, movimiento o tacto se asustaba, el amor y el cuidado de José Alfredo han logrado que ahora sea una perrita un poco más segura de sí y de su entorno. 

Para este papá de perritas, el proceso de entrenarlas para ir al baño definitivamente ha sido el más difícil. 

“Vivo en una casa sin patio, así que mi única opción era enseñarles a usar los ‘trainings pads’. Por lo demás, todo ha sido divino, pues soy de estos amos que se desviven por sus perrihijos y les alcahueteo todo… ¡gracias a Dios ambas son perras muy disciplinadas y no hacen travesuras mayores, a excepción de Laika, que es una experta en reinventar sus travesuras día a tras día”, agrega entre resignado y divertido. 

Sin embargo, lo más reconfortante de tener a Kira y a Laika consigo ha sido encontrar un aliado en ellas. 

“Es increíble ver cómo estos animalitos pueden transformar la vida de alguien. Ambas han estado allí en mis mejores momentos y en los no tan buenos. 

Es como si me entendieran, ellas celebran y se entristecen conmigo. Recuerdo cuando mi abuela falleció que ambas estuvieron bien pegadas a mí en todo el proceso y se dedicaron a mimarme y a consolarme siempre que me escuchaban sollozar”, recuerda conmovido. “Definitivamente, no me imagino mi vida sin ellas. Una mascota transforma tu vida, llevándote a entregarle todo a un animalito que depende completamente de ti. Ellos viven para desvivirse por sus amos y para dar y recibir amor de ellos”, afirma sin titubeos. 

A quienes desean adoptar a una mascota, José Alfredo les invita que lo hagan. “Es hermoso poder darle una oportunidad a algún animal que esté falto de un hogar. Antes de Laika y Kira tuve varias mascotas las cuales tuve la oportunidad de rescatar, entre ellos Luna y Tequila. 

¡Atrévanse a vivir la experiencia de darle amor a quien tanto lo necesita! Estos animalitos llegan a nuestras vidas con un propósito y dejan una huella que evidencia la transformación que provocaron en nosotros”, concluye.