Desde sus primeros tiempos, el ser humano ha tenido un fuerte vínculo con los animales. Hoy día sabemos que estos fomentan la recreación, reducen el estrés y disminuyen el índice de depresión, aumentan la autoestima, y, en la mayoría de los casos, mejoran la integración de la familia.

De los animales domésticos, los perros son, quizá, de los más que se han estudiado en este aspecto y existen investigaciones que han mostrado que su compañía reduce la presión sanguínea, el estrés emocional y estimula el bienestar social. De hecho, debido a estos beneficios, cada vez son más los canes de terapia. Pero ¿para qué son utilizados estos perros realmente?

El perro de terapias es un animal cuidadosamente entrenado para ayudar a mejorar la salud de las personas: acompaña a sus cuidadores en diferentes sesiones terapéuticas individuales o grupales y forma parte del tratamiento. Su labor primordial es ayudar a mejorar la salud física, mental y emocional de los pacientes. 

Dado a su trabajo, estos canes, por lo general, enfrentan a diferentes situaciones y entornos. A su vez, están en contacto con personas muy diversas y con distintos problemas de expresión, de movilidad o de inseguridad. Trabajan tanto con niños como con adultos y personas mayores, y son capaces de empatizar con las singularidades de cada paciente. No importa la raza del can, siempre y cuando cumpla con los siguientes requisitos: ser tranquilo, paciente, obediente y tener un vínculo estrecho con su cuidador; ser agradable con desconocidos, no ser agresivo, tener un buen comportamiento social, no ser territorial, no tener impulso de protección y ser resistente al estrés.

Sin embargo, hay ciertas razas que, debido a su naturaleza, suelen ser excelentes perros de terapia, así que estas se entrenan meticulosamente para esta labor. Aunque siempre se tiene en cuenta que las condiciones de trabajo sean adecuadas, como cualquier otro perro, el perro de terapia tiene necesidades de salir, de tener un vínculo especial con su cuidador, y de jugar y socializar con otros perros. 

Debido a las situaciones de estrés que puedan llegar a experimentar, los expertos recomiendan que los perros que ayudan en terapias no trabajen más de 45 minutos, tres veces por semana. Por supuesto, esto depende de las condiciones de trabajo. Por esto, las charlas o jornadas de trabajo del can deben durar no más de una a dos horas.

Para conocer más sobre este tema, Boripet les invita a conversar con Vanessa Castro Asencio, directora de Husky Puerto Rico Therapy Dogs, una organización dedicada a los servicios de animales de terapia y quien, a su vez, es manejadora y educadora principal de la organización, junto a Claudia Santana y al manejador Junior Sebastián Santana. Ellos ofrecen charlas a través de toda la isla a pacientes psiquiátricos, niños y adultos con condiciones emocionales, sobre la importancia de tener un animal para la salud emocional y cómo este puede ayudarles a manejar el coraje o a mejorar su autoestima.

Los perros de terapia pueden influenciar de muchas maneras a los humanos y los beneficios se observan tanto en aspectos físicos como emocionales. Para mas información, llama al 787-314-5736 o envía un correo electrónico a  arsis.the.husky.therapy.pr@gmail.com.