Por: Jorge Mercado Ruiz 
Presidente 
Movimiento Social Pro Bienestar Animal 
(MOSPBA) 

En los últimos años hemos visto como se ha creado más conciencia sobre el término rescatistas de animales, aunque siempre ha habido y han llevado a cabo un trabajo sumamente compasivo. El trabajo que llevan a cabo en nuestra sociedad hoy es más conocido y abierto porque también ha sido más crítica la cantidad de animales que están deambulando en nuestras calles y el nivel de reproducción exponencial y abandono que se está dando, algo sumamente preocupante. 

Si fuéramos a describir el trabajo de un rescatista diríamos que entre otras cosas consiste en llegar a lugares muchas veces extremos en nuestras comunidades en busca de animales (usualmente caninos y felinos) que de no ser rescatados tendrían una vida miserable. Detienen el tránsito para capturar un perro asustado, utilizan sus propios vehículos como ambulancias. Son una especie de paramédicos que se caracterizan por no tener indiferencia frente al sufrimiento de los animales. En otras palabras, son personas con un alto sentido de compromiso, empatía y creen en la dignidad de estos seres sintientes y los igualan al de los humanos como parte de una relación y conexión que todos debemos tener no solo con nuestros animales, también con la naturaleza. 

La decisión de salvarle la vida a un animal trasciende el acto humanitario del rescate. Implica asumir la responsabilidad de garantizarle un futuro decoroso al animal auxiliado. 

La situación se complica cuando el protagonista es un perro o gato callejero, sobre todo, tomando en cuenta que la mayoría de refugios y centros de rescate están abarrotados. 

Ser rescatista es garantizar a los perros todo el proceso que viene después de auxiliarlos, que consiste en la rehabilitación, la adopción y proveerles los recursos necesarios para su subsistencia, así como su futuro hogar. 

Pudiéramos decir que el restate de animales tiene dos vertientes: la rehabilitación y eventual adopción y la posibilidad de rescatar para esterilizar y devolver a la calle (TNR). La primera es la ideal y la más compasiva pero todos sabemos que es la más cuesta arriba por los costos, las adopciones limitadas, falta de cuidos temporeros y no todos los rescatistas pueden darse el lujo de enviar animales fuera de Puerto Rico. La segunda opción es la más viable, accesible y práctica porque al menos nos aseguramos que ese animal no continúe reproduciéndose y controlamos la sobrepoblación animal. Esto animales a los cuales se le practica TNR (Atrapar, Esterilizar y Devolver) usualmente son alimentados en las rutas que los propios rescatistas atienden. 

No cabe duda que los rescatistas llevan a cabo mucha de las funciones que bajo la ley le correspondería a los municipios o al gobierno pero la pregunta es por cuanto tiempo más se puede hacer sin que les provoque fatiga por compasión, por la falta de recursos, la falta de apoyo de la misma ciudadanía que al fin y al cabo es la responsable del abandono, maltrato y violaciones a la Ley 154 de Bienestar Animal lo cual se ha convertido en la norma no en la excepción. 

Mis respetos a los rescatistas por la labor que hacen y por poner su sentido de compasión y respeto al servicio, no solo de los animales, también al servicio de los humanos.