Alejandro Gil Santiago es conocido por su carrera como comediante. Pero, además de hacer gala de un gran sentido del humor que le ha permitido forjar una fructífera trayectoria, el también animador radial y emprendedor, reconoce que no siempre fue un amante de las mascotas por diversas razones.
“Realmente, a mí no me gustaban las mascotas. No quería tener una por la responsabilidad y porque sabía que me iba a encariñar demasiado y, si le pasaba algo, pues, la iba a sufrir”, afirmó, mientras agregó, entre risas, “pero, mi pareja quería una y chavó tanto y tanto, que cedí, y ahora es uno de los amores de mi vida”, dijo visiblemente animado el coproductor del programa El Reguero de La Nueva 94.
¿Cómo llegó Cali a su vida y a la de su compañera? “Pues, mi pareja Juliet estaba de cumpleaños y tenía que sorprenderla con un regalo buenoooo”, expresó jovial. “Ella llevaba como un año queriendo una mascota y, poco a poco, fui investigando y averigüé de la raza Goldendoodle, que no bota mucho pelo y es buena para las personas alérgicas. Yo soy asmático, así que, si tenía un perro, no me podía dar alergia”, recordó, para mencionar que, en su búsqueda, vio la página de internet @doodlebreederpr, donde encontraron a Cali.
“Si quieren ver la historia completa, busquen el episodio 205 en mi canal de YouTube: Alejandro Gil. Ahí está lo difícil que fue”, invitó el comediante y empresario, quien, entre sus varios negocios, cuenta con los restaurantes Casita Guavate, en Cayey y Dorado-, que “By the way, son pet friendly”, aseguró.
Al describir a Cali, el comediante reveló su característico humor. “Cali es una Goldendoodle que se supone que fuera mediana, ¡pero sigue creciendo!”, dijo animado. “Es demasiado juguetona, pero, lo más que me gusta, es que es súper cariñosa y, aparte de todo eso, es presentá”, dijo con evidente orgullo de padre de una hermosa peludita.
“La primera vez que mis amistades llegaron a la casa para conocer a Cali, ella se emocionó tanto que orinaba cada vez que alguien entraba por la puerta. Aproximadamente, más de diez personas entraron por la puerta y aproximadamente más de diez meadas tuve que limpiar”, recordó entre resignado y divertido.
A pesar de que reconoció que, con una vida tan ajetreada como la suya, lo más difícil de tener mascotas es su cuidado, añadió que cuentan con personas que cuidan de Cali muy bien cuando, por sus compromisos profesionales y personales Alejandro Gil y Juliet deben ausentarse.
“Pero, reservar espacio en el cuido es lo difícil, ya que nos salen viajes a última hora por el trabajo o por placer, y se nos olvida que Cali se tiene que quedar. Pero, es más la coordinación del cuido y que, al estar lejos, también la extrañamos”, admitió. “Antes no me veía con una mascota y ahora es al revés… ¡cómo cambian las cosas!”.
A quienes están considerando tener una mascota, les dice que le den la oportunidad, siempre y cuando tengan el tiempo para dedicarles y cuidarlas. “No hay nada peor que tener una mascota y no prestarle atención. Pero, si tienes break y tu pareja te dice que ella va a limpiar el meao y la caca, pues, eso es lo más difícil, ¡ya ganaste!”, finalizó diciendo con su peculiar sentido del humor.