Aunque no lo creas, ¡los peces también pueden sufrir por amor! Un estudio realizado por la Universidad de Burdeos, en la región de Dijon, en Francia, analizó el comportamiento de los peces tropicales, los pequeños y coloridos peces que, por lo general, se encuentran en las peceras de muchos hogares.

En el estudio, los investigadores analizaron la preferencia de la hembra hacia el macho. Hallaron que, cuando la hembra demostró tener preferencia hacia un macho en particular, esta elección de su pareja determinaba su fertilidad y cuidaban mejor de los huevos.

El estudio encontró que los peces también pueden ser afectivos y, si bien conocer el estado de ánimo de un pez no es fácil, identificaron que los peces también responden a las separaciones como lo hacen los humanos, llegando, incluso a sufrir de una ruptura.

Aunque en el amor no existe nada definitivo y tampoco hay patrones definitorios únicos, sí se sabe que intervienen numerosas regiones del cerebro y diversas sustancias químicas que modifican el lenguaje que las neuronas tienen entre ellas. El alto nivel de algunas sustancias químicas del organismo puede prolongarse durante varios meses hasta un año, pero, posteriormente, el estrés y la adicción suelen reducirse.

Los científicos concluyeron que el apego emocional a un compañero no es privativo de la especie humana y que existen patrones de amor en otros animales, incluyendo los peces.