“Es un compromiso que durará toda la vida del animal. Es importante si lo puedes tener, ya sea en un apartamento o en una casa, o si trabajas fuera, sacarlo a pasear, educarlo y darle una buena alimentación”
El junte de Rocky con Aarón Salabarrías Valle, artista plástico y diseñador gráfico, fue como mandado en el cielo. Y es que el perrito, un buldog inglés de una camada cinco -tres machos y dos hembras- reconoció a su dueño y nuevo amigo tan pronto lo vio.
“Rocky llegó a mí por medio de un amigo que me conectó con una persona, que tenia cinco perritos, tres machos y dos hembras English Bulldogs, raza que siempre había querido tener. Seleccioné al que quería por medio de una fotografía y luego de dos meses en los que su mamá lo amamantó, lo fui a recoger”, recuerda Aarón, mientras comenta que “al pasar a donde estaba él con sus hermanitos, asombrosamente fue el único que salió corriendo hacia mí”.
Eso ocurrió hace 9 años y, hoy, Rocky continúa siendo el mismo perro súper amigable y juguetón, que prefiere más a las personas que a otros perros.
“También es bien obediente”, dice Aarón, al agregar que Rocky “no toca nada del apartamento, no se trepa en los muebles y sus necesidades las hace afuera”, donde cuenta con varios espacios en los que, dos veces al día, puede correr y jugar a sus anchas sin correa, y se mantiene saludable y ágil.
Sin embargo, como suele suceder, el cuidado de una mascota no siempre es sencillo.
“La parte más dura han sido las tres veces que ha sido operado”, señala, al explicar que, la primera vez, Rocky se tragó un pedazo de un juguete de plástico, que aunque en la etiqueta se identificaba como seguro para su raza y su edad, se le quedó encajado en el estómago.
“Varios años después, nuevamente fue a cirugía por una semilla de mangó que cogió del patio de mi mamá y se la tragó. La tercera -y espero que sea la última-, fue que a los 6 años, no podía orinar y, al llevarlo al veterinario, y después de varios exámenes, hubo que operarlo y se descubrió que padece de piedras”, dice, a la vez que aclara que, aunque este es un padecimiento congénito, pues él mismo las produce, con una comida y dieta especial se mantiene en buen estado.
Pero, a pesar de todos los sacrificios para Aarón, lo más reconfortante es tener una buena compañía.
“Rocky brinda bienestar, baja el estrés y sacarlo a pasear me ayuda a relajarme”, comparte y agrega que, como vive en un apartamento de primer piso, Rocky siempre está en la ventana o en la puerta sentado y le brinda alegría a todas las personas que pasan. ¡Ya es todo un personaje porque, si no lo ven, las personas lo llaman para que se asome!
Indiscutiblemente, para Aarón, es parte de su familia y, más que nada, su mejor amigo.
A quienes desean adoptar, Aarón les recomiendan que se preparen para la llegada de un nuevo miembro a la familia
“Es un compromiso que durará toda la vida del animal. Es importante si lo puedes tener, ya sea en un apartamento o en una casa, o si trabajas fuera, sacarlo a pasear, educarlo y darle una buena alimentación”, culmina, para recalcar la importancia de tener un fondo para cubrir los gastos del veterinario cuando se enferme y también tener un espacio dedicado para la mascota, “una casita o un esquina dentro de la casa, con un buen cojín”.