“Gonzo cambió mi vida y,
definitivamente,no sería
la misma sin él”

Nichole, quién creció en Fajardo, Puerto Rico, cuenta que hace siete años, después de graduarse del Recinto de Mayagüez la Universidad de Puerto Rico, se mudó a Orlando, Florida.

Como, siempre le habían encantado los animales, cuenta que un día salió con su ahora esposo a ver los que tenían en un refugio.

“Fuimos determinados a solo ver los perros”, dice, al recordar que de camino se repitieron varias veces solo iban a verlos, pero sin comprometerse.

“Pero cuando llegaron al refugio, Gonzo se acostó con sus patas delanteras, tocando a mi esposo y las de atrás tocándome a mí. En ese momento mi esposo me dijo: “¡Nos reclamó, no tenemos opción!”. En ese momento, decidimos adoptarlo”, recuerda Nichole, quien aprovecha para conversar sobre Gonzo.

“Es un perro extremadamente energético y juguetón. No está consciente de su tamaño y siempre quiere estar en la falda de alguien o jugando”, cuenta divertida. Agrega que “la parte más difícil de tener a un perro es cuando tienes que levantarse temprano en las mañanas para sacarlo a hacer sus necesidades y cuando quiere coger toda la cama para él, sin contar cuando se duerme encima de nosotros y no queremos movernos, para no despertarlo”. 

Nichole explica que cuando Gonzo está emocionado comienza a aullar como lobo.

Esto ocurre “si tiene un juguete nuevo, si lo estamos abrazando, si lo sacamos a pasear o lo montamos en el carro. Canaliza toda su emoción aullando”, destaca y, como dato curioso, menciona que su perro tiene una mancha que parece un tatuaje de un corazón invertido en su lengua.

“Me llena de mucha satisfacción contar con el amor, la compañía y el cariño que nos da. Mi esposo dice que el día que decidió que quería casarse conmigo fue cuando estábamos los tres acostados, viendo televisión y sabía que ya éramos una familia”, señala emocionada, para añadir que su esposo y ella acortaron su luna de miel porque le hacía falta Gonzo y escogieron su casa, tomando en consideración las necesidades de una mascota, como patio amplio verja y que no tuviera alfombra, entre otras características.

“Gonzo cambió mi vida y, definitivamente, no sería la misma sin él”, finaliza diciendo.