“El mayor reto que he tenido ha sido mudarme de mi isla, dejando a mi familia y mascota para poder realizar este sueño de estudiar para convertirme en doctora en veterinaria. Me ha costado mucho vivir momentos especiales en la universidad y tener a mi familia lejos, pero yo sé que ellos están muy orgullosos y me apoyan completamente”

Desde pequeña, Adriana Luna tuvo la bendición de tener mascotas y desarrollar una inclinación y un inmenso amor hacia ellas. Sin embargo, en esa época no entendía por qué se sentía tan atraída a los animales.

No fue hasta que pasó el tiempo que fue descubriendo su vocación, lo que la llevaría a estudiar y ejercer la profesión de médico en veterinaria.

“Me apasionan todos los animales y quiero dedicarles mi vida a ellos y a cuidar por su bienestar”, destaca Adriana, quien agrega que lo más que me gusta de estudiar veterinaria, es poder entender a un ser que no puede expresarse. Analizar su comportamiento y poner en práctica la teoría que he estudiado estos años para poder diagnosticar y proveerle un mejor estilo de vida. Es una profesión hermosa y retante, ya que el paciente no tiene voz pero siente y padece. Y su salud depende totalmente de mi.

“Es un ambiente en donde todos compartimos la misma visión y pasión:defender los derechos de los animales, educar a las personas y ayudar a salvar o sanar todas las vidas posibles”, apunta decidida.

Pero, alcanzar su meta no ha venido sin sacrificios porque ha tenido que enfrentar los desafíos impuestos por la distancia.

“El mayor reto que he tenido ha sido mudarme de mi isla, dejando a mi familia y mascota para poder realizar este sueño de estudiar para convertirme en doctora en veterinaria. Me ha costado mucho vivir momentos especiales en la universidad y tener a mi familia lejos, pero yo sé que ellos están muy orgullosos y me apoyan completamente”, dice Adriana, quien acepta que, aunque aún no ha pensado en lo que desea hacer una vez concluya sus estudios, está segura de que, ya sea abriendo una clínica, trabajando en algún hospital o viajando por trabajo, “lo haré con mucha pasión y empeño”.

La vida de Adriana está de llena de muchas anécdotas y actividades curiosas y divertidas, y una de sus historias es que en el apartamento en donde vive no permiten mascotas y su vecina y ella suelen rescatar perritos de la calle, los cuales llegan, literalmente, a la puerta del edificio.

“Es gracioso porque nosotras decimos que parece que ellos se comunican entre sí y se dan las direcciones de cómo llegar al apartamento de las ‘nenas que los alimentan’. Aunque hemos pasado varios sustos, y ya no sabemos que más inventarnos para esconder a los perros, son historias que nos hacen reír mucho y forman parte de la experiencia de vivir en la universidad”, dice divertida y decidida a la vez.

Pero, una de las facetas que más disfruta esta estudiante de medicina veterinaria es su presencia en las redes sociales, donde es conocida como “Luna”.

“Comencé en las redes sociales hace aproximadamente tres años, con un grupo de amistades que aún se dedican a hacer vídeos para todas las plataformas sociales. Al principio, solo salía en sus videos realizando el papel que necesitaran, hasta que los seguidores comenzaron a pedirme contenido y decidí crear mis propias redes sociales. Rápidamente, sentí el apoyo de mis seguidores, alcanzando recientemente un millón de suscriptores en YouTube”, relata la joven, para añadir que, a pesar de que sus estudios son siempre son su prioridad, aun así, no abandona las redes sociales, pues reconoce que le han abierto muchas puertas y le sirven, además, para desconectarse de la universidad un rato.

“Durante ese tiempo grabo y edito vídeos, y busco ideas de contenido que sea divertido, tanto para mí, como para mis seguidores”, destaca.

A los jóvenes que, como ella, desean estudiar esta carrera les dice que es “una decisión hermosa y aunque no sea fácil, ya que requiere mucho sacrificio, compromiso y dedicación, vale la pena”, enfatiza, para finalizar diciendo que “aunque aún no me he graduado, estoy segura y orgullosa de que tomé la mejor decisión para mi vida”.

Fotos Adriana Luna