La historia de Antonella no es muy diferente a la de muchos animales que son abandonados a su suerte en nuestra isla. Pero, Rosy Ancatripay, residente de Aguas Buenas y rescatista, contó su historia.
Rosy, quien prepara perros para enviar a Estados Unidos y ofrecerles una segunda oportunidad de vida, narró que esta perrita sinigual, una mezcla de bulterrier, fue abandonada en las afueras de su casa.
Después de varios meses y cientos de exámenes, fue diagnosticada con osteogénesis imperfecta, también conocida como la enfermedad de los huesos de cristal. Esta es una enfermedad que se hereda mediante la reproducción de perros sin los controles necesarios y desconociendo el estatus genético de los perros, permitiendo que nazcan cachorros afectados con esta grave condición que no tiene cura.
La mayoría de los perros que nacen con esta condición en criaderos mueren a días de nacer o les practican la eutanasia, ya que pueden presentar síntomas como dolor, dificultad para caminar, fracturas espontáneas de los huesos, fracturas espontáneas de los dientes, reducción de la masa ósea, pérdida de la audición, atrofia muscular, malformación de los huesos, problemas respiratorios y costillas rotas.
Como ocurre con los perros con esta enfermedad, los cuales tienen la mayoría de sus articulaciones deformadas, Antonella también tiene su boca deforme, por lo que no puede comer comidas duras, y solo se alimenta de cremas, las cuales le tienen que ser suministradas con jeringuilla. Su expectativa de vida era mínima, ya que presenta problemas respiratorios y convulsiones, pero, a pesar de todo, ¡Antonella ha dado la batalla!
“¡Sin duda alguna, su luchar cada día, me ha enseñado mucho sobre el amor, el agradecimiento más puro que puede existir y que nada puede ser tan malo… ¡ella es una pequeña guerrera!”, afirmó Rosy, al agregar que “la nobleza de su corazón es única, y con ella he encontrado cuál es mi propósito en esta vida: dedicarla a la misión de rescatar”, sostuvo, emocionada, la rescatista, quien espera, en un futuro muy cercano, rescatar a otros perros con necesidades especiales, pues los más necesitados y solo esperan que alguien les brinde un poco de amor y una mejor calidad de vida.
Si bien Rosy admite que lo más difícil es saber que el tiempo de Antonella a su lado será corto, protegerla de todo es su mayor misión y objetivo, sin importar los altos costos y el tiempo que requieren sus cuidados y el tener que estar pendiente a ella las 24 horas, los siete días.
“Tener que salir corriendo al veterinario cuando no quiere comer o cuando no se siente bien es sumamente difícil, pero solo el amor genuino puede sobrellevar esa carga. Ellos solo necesitan amor y cuidados, ¡[nosotros debemos entenderlos y tratar de hacer que su condición sea más llevadera!”, afirmó con fuerza.
A quienes deciden comprar a sus mascotas les recomienda que, “si van a comprar, se aseguren bien de quién es el criador de donde viene. Si es posible, vean cómo y el lugar donde están; pregunten sobre el estatus genético de sus perros”, exhortó para agregar que, antes de adquirir un animalito, busquen información de cómo cuidarlos, sus necesidades y que recuerden siempre que son seres vivos que sienten y padecen. “Ellos necesitan los mismos cuidados y atenciones que un niño pequeño”, aseveró.
Del mismo modo, recomendó que verifiquen si tienen el tiempo, el espacio y los recursos para atender a una mascota, y, en lo posible, que adopten y no compren.
Actualmente, Rosy está en el proceso de crear un pequeño santuario para perritos con necesidades especiales en su casa… esos que son desahuciados para que puedan tener una buena calidad de vida y recibir el amor que merecen, tal y como ella lo hizo con Antonella.
“Me llena de felicidad verla caminar, ver su alegría y sus ganas de vivir. [Ver] su mirada de agradecimiento [es todo]”, concluyó diciendo Rosy.