La historia de Emma Feline Fundation, previamente conocida como Furry Tracks, ha sido una labor de amor y es evidente para esta organización cuyo nombre actual surge de su primer rescate crónico, una gatita llamada Emma y cuyo camino a la recuperación requirió no solo mucho de esfuerzo, sino también una inversión de poco más de $4,000 entre diagnósticos y cirugía.

Desde ese momento, Nésmar Hernández, su fundadora, comenta que la fundación alberga gatitos con condiciones especiales como virus de inmunodeficiencia felina (FIV, en inglés), virus de leucemia felina (FeLV, en inglés), problemas neurológicos y óseos, y otros que hacen que las personas en la isla no deseen adoptar a los animalitos.

Nésmar, quien previamente fue voluntaria por varios años en una organización de rescate de perros que cesó operaciones, relata que esa experiencia le enseñó mucho y la inspiró a establecer su propia organización de rescate. 

“En febrero del 2017, el albergue Helen Woodward vino a Puerto Rico a dar un taller y a mí me voló la cabeza”, cuenta Nésmas, sobre el taller que en aquel momento no fue acogido quizás por su nombre: ‘The Business of Saving Lives’. No obstante, para ella, quien contaba con talleres de empresarismo, la relación era incuestionable.

“Quería implementarlo. Entendí que la combinación sería perfecta, no solo porque estaría rescatando, sino también porque impactaría otras áreas de gran necesidad y se estarían complementando una con la otra. En una idea bien bonita”, asevera.

Meses después, el huracán María adelantaría sus planes de fundar una organización, dando un giro drástico a sus planes iniciales. Cuenta que, comenzaron a llegar gatos abandonados por sus familias a su comunidad y, aunque nunca había tenido experiencias con gatos, encontró su misión y compromiso. “Desde entonces, no lo cambio por nada”.  

“Luego de trabajar con los gatos de mi comunidad, aumentaron mis deseos de hacer más, así que expandí la organización hasta crear la fundación y comenzar a desarrollar programas y eventos que nos han permitido avanzar por el bienestar de ellos y lograr otros objetivos”, enfatiza, entusiasmada, al destacar que ha tomado talleres para educarse más sobre los gatos, ya que estos son delicados y complejos, que requieren un tratamiento diverso.

En este trayecto, Nésmar se ha enfrentado a muchos retos, pero, de los más difíciles son las donaciones para ayudar a salvar las vidas de los gatos y derribar los mitos que existen sobre los felinos. Para ello, describe que, a partir de este año, y por cinco años, la organización se enfocará en la campaña: “Once you go cat, you never go back!”.

“Mucha gente detesta los gatos por lo que otros le dicen y no por experiencia. ¿Cómo sabes que algo no te gusta si no has tenido la experiencia?”, se pregunta así misma, para relatar que sabe que esto sucede porque en las actividades educativa que ha desarrollado la fundación, “casi el 100% de la gente que dice que no le gustan los gatos nunca han experimentado ni han adoptado uno. Si a la gente no le gusta algo, no van a ayudar, por ende, no entran donaciones”, explica. 

Otra dificultad que experimenta es la educación, pues, resalta que, a pesar de crear actividades, la gente no quiere escucharlos porque, “no le gustan los gatos”. 

“Es una cadena. Las personas no quieren aprender y se estancan en mentiras y falacias”, manifiesta, decidida a deshacer los mitos que rodean la adopción de estos animales.

“Estamos en la era de la tecnología, pero a la gente no le gusta leer, no le gusta educarse, y prefiere quedarse en la ignorancia, lo que obstaculiza nuestro trabajo de TNR (Trap-Neuter-Return, Capturar-Esterilizar-Soltar, un método efectivo y humanitario probado para controlar las colonias de gatos callejeros). Todos quieren remover gatos, pero no saben que si se remueven 10 llegan 20, por el efecto vacío”, lamenta la rescatista, quien agrega que “no saben que el mejor aliado para que en su casa no haya cucarachas, ratas u otros insectos son los gatos. No saben la buena compañía que son los gatos comunitarios y lo agradecidos que pueden ser. Nuestro trabajo es el bombardeo con educación y aún así no hemos visto un cambio grande. Lo peor de todo es que el Gobierno no se involucra”, sentencia. 

Para Nésmar, hay demasiadas batallas legales en defensa de los gatos, pero, hasta que el Gobierno no se alíe con las organizaciones que los defienden y que están día a día en la calle para evitar que haya tanto discrimen y violencia hacia los gatos, el esfuerzo no dará frutos.  

A esto se añade un aspecto del que nadie desea comentar y es que, en los últimos años, se ha visto que algunas compañías exterminadoras están matando colonias de gatos cuando no tienen el permiso para ello, además de que los gatos no se catalogan como plaga en la reglamentación. 

“Esa es una atrocidad. Colegas han ido a tribunales y los siguen desechando sin importancia. Esto es un todo y es bien complejo, desde la administración hasta lo legal”, puntualiza, al dejar a los lectores de Boripet un mensaje contundente.

“Que se involucren. Este problema de la sobrepoblación empezó por los humanos y por los humanos debe ser arreglado. Mucha gente cree que porque trabajamos en esto podemos seguir asumiendo más casos. Al momento tenemos unos 150. Creen que el dinero llega fácil y que esto es lo único que hacemos. Muchos trabajamos, tenemos condiciones médicas, otros estudian, tienen familias y situaciones familiares. La gente no quiere responsabilizarse”, explica con energía.

“En este trabajo, que es literalmente humano, todavía no conozco a nadie de las organizaciones colegas que viva del rescate de animales, especialmente de gatos. Mi equipo de trabajo se ríe cada vez que alguien nos contacta con un gato o gatito que encontró y no pueden quedarse porque tienen uno o dos… cuando nosotras tenemos 10, 15, 20 en nuestras casas, ya que, por el momento, somos ‘foster-based’. Este trabajo no es individual; es colectivo y entre organizaciones nos conocemos mutuamente, nos ayudamos y sabemos la carga que podemos llevar”, enfatiza, al señalar que es importante que las personas sepan que esta no es una tarea sencilla, que el dinero no llega tan fácilmente como creen o que todos los veterinarios son accesibles y están dispuestos a trabajar estos casos. Incluso, hay quienes cuestionan el pago de una cuota de adopción, cuando esta solo cubre algunos gastos acumulados para asegurar la salud y el bienestar de los gatos rescatados, de manera que puedan ser adoptados con plena tranquilidad.

Por último, recomienda que, si en tu comunidad hay una colonia de gatos, lo ideal es crear un grupo de trabajo y comenzar a hacer el TNR todos. 

“En nuestra página, www.emmafelinefoundation.org están los beneficios del TNR y cómo hacerlo”, dice, al añadir, finalmente, que también pueden escribirles por correo electrónico para recibir orientación sobre este tema o hacer su donación.