Libertad es, como revela de antemano su nombre, pura chispa de energía, y, para su guardiana, Limarys Suárez Torres, periodista y mujer ancla del noticiero televisivo ABC News Extra, que transmite ABC Puerto Rico, ha llegado en un momento en el que, luego de la pérdida de sus hijas perrunas anteriores, -Zoé Mireia, Mia Sophia e Isla Victoria-, ya se siente preparada para reabrir su corazón y su hogar a una nueva adición familiar y compañera de andanzas.
Durante toda su vida, Limarys siempre estuvo rodeada de animales y su amor por estos se afianzó con el pasar de los años.
“No recuerdo una época de mi niñez que no tuviera perros en la casa. Recuerdo haber crecido con el amor de ellos, al igual que tenía que desempeñar las tareas para su cuidado. Siento que mi amor por los animales nació el mismo día en que nací. Es un sentimiento constante que nunca me ha abandonado en la vida”, afirmó la también aficionada al tríalo, quien ha hecho de la disciplina un ingrediente importante en su carrera profesional y en su vida personal.
Antes de hablar de Libertad, la periodista compartió sus experiencias con sus primeras hijas perrunas y destacó el impacto que tuvieron en su vida.
“Mi primera hija perruna, Zoé Mireia, llegó en el 2008, cuando ya tenía un hogar y un trabajo como mujer independiente. Zoé era una Yorkie súper consentida que dormía conmigo, pero tenía una personalidad muy independiente”, recordó, al agregar que, luego, seis años después y “por una voltereta del destino”, llegó la “pioja” de la casa, Mía Sophia.
“Mía era una bebé que nació de un cruce con el perro que tenía mi mamá, también yorkie. Cuando se la dieron a mami, resulta que ya mi madre tenía un viaje planificado y me la dio para que se la cuidara por las tres semanas que estaría fuera de la isla; tres semanas que fueron de celos de Zoé, de entrenamiento para que hiciera sus necesidades en el pañal y de adaptación a casa y a Zoé”, compartió Limarys, al destacar que, cuando su madre llegó a Puerto Rico, “simplemente le confesé que no podría entregarle a la bebé porque ya Zoé se había acostumbrado a Mía y me quedé con ella”.
Su tercera hija perruna llegó un mes después que fallecieron Zoé y Mía, luego de que un amigo se la regalara para ayudarla a superar la pérdida de sus dos perritas.
“Así llegó Isla Victoria a mi vida, cuando ella tenía tres meses de nacida. Isla nació con problemas neurológicos y, tristemente, falleció a los siete meses de estar conmigo”, dijo aún conmovida. Ante estas tres pérdidas casi consecutivas, la periodista decidió tomar un año sin ningún perro en la casa, tiempo que le permitió ahondar en sus conocimientos y prepararse para la llegada de una nueva mascota a su hogar. Ya lista para ello, finalmente llegó a Libertad.
Al destacar que todas sus perritas fueron únicas, quiso describirlas a modo de orgulloso tributo.
“Zoé Mireia era independiente. Era apegada a mí, pero le gustaba mucho estar en sus espacios. Mía Sophia era toda engreída, apegada a mí en extremo, siempre quería estar en mi falda y siempre procuraba que la atendiera y le hiciera caso. Isla Victoria fue una yorkie bien especial. Creo que por sus problemas neurológicos siempre fue asustadiza y retraída; sin embargo, le gustaba correr y dormir en el bote con la brisa marina”. Libertad, por su parte, es muy inteligente y atlética. “Es un velcro conmigo”, dijo risueña. “Es mi sombra, como en un momento lo fue Mía Sophia”, aseguró.
Bien dicen por ahí que el tiempo sana las heridas y, en el caso de Limarys, fue esencial para poder reabrir su vida a otra mascota.
“Zoé Mireia falleció a los 12 años, cuando sus riñones fallaron. La despedí en mis brazos, hablándole al oído y agradeciéndole por ser mi compañera de vida en los momentos más importantes de mi vida profesional. Dos semanas después, Mía Sophia no soportó su ausencia y con solo 6 años, sin condiciones de salud preexistentes, sufrió un infarto al corazón y luego un paro respiratorio y se me fue”, explicó con visible tristeza. “El dolor de perderlas a las dos me dejó cinco días de cama. No podía soportar su ausencia”.
No obstante, al mes de la muerte de ambas, llegó Isla Victoria, a la cual describió como un bálsamo a su corazón. “Estoy convencida de que Isla llegó a sanar mi alma y a traer mucha alegría y esperanza. Ella vino a levantarme del suelo y, una vez cumplió su propósito, se fue de este plano físico.
Lo más difícil de tener mascotas, es si duda cuando se enferman y no se sienten bien, pues, “el sentimiento de impotencia es desesperante”. En su caso, la conexión con sus perritas fue tal que entendía lo que querían decir con la mirada, sin embargo, cuando le tocó despedirlas, “ver esa mirada que se apagaba y decía que no iba más, simplemente fue asfixiante”.
Reconociendo que las pérdidas son parte de la vida, para Limarys, quien disfruta de navegar o de pasar el día en la playa, sus mascotas han sido lo mejor que le ha pasado.
“No cambio nada de esta vida por ellas. Todas son únicas y especiales, y vivo en total gratitud por el tiempo que vivimos juntas”, dijo contundentemente. “No tuve hijos, así que mis perras siempre han sido mi vida y mi familia. Para ellas siempre he buscado darles la mejor calidad de vida y todas las comodidades. Desde que Libertad llegó a mi vida, tras la pérdida de mis tres hijas perrunas previas, en casa, toda la atención es para ella”, expresó, al señalar que el nivel de energía de Libertad requiere que vayan de caminatas por la playa, por el campo de golf o por su complejo de viviendas.
“Libertad tiene rutina para todo. Su dieta es 100 % cruda y come tres veces al día, como parte de su proceso de desarrollo. Desde el día uno que llegamos a Puerto Rico, duerme toda la noche en su jaula, al lado de mi cama, y todas sus necesidades las hace en el patio o en el pad”, describió Limarys, quien, orgullosa, dijo que Libertad, con tan solo tres meses, ya aprendió los comandos básicos de ‘sit’, ‘stay’ y ‘down’. Amante de las patas de gallina crudas y del rabo de res, a finales de julio, Libertad comenzará su adiestramiento básico con Merán Canine Wellness Coach, quien también es su asesora en nutrición cruda. Mientras tanto, recibe el amor incondicional de Limarys, quien está atenta a sus necesidades y la cuida como toda una princesa.
Tomando su experiencia personal como brújula, la recomendación infalible de Limarys para los lectores de Boripet es tener un perro en su vida siempre.
“Los perros nos dan el amor más puro, incondicional, leal, desprendido y honesto. Son alegría y vale la pena abrir tu corazón a esos seres de cuatro patas. Muchas personas me dicen que no quieren perros porque no quieren sufrir, pero lo cierto es que son tantas y tantas las alegrías que nos dan que cuando les toca marcharse de este plano terrenal, aunque sientas su partida, habrá valido la pena haberlos tenido en tu vida”, finalizó diciendo.