Por mucho tiempo, los perros se han utilizado para brindar servicios únicos a personas con necesidades especiales y, además de proporcionar servicios básicos, como seguridad y protección, brindan apoyo, consuelo emocional y psicológico a las personas. De hecho, se ha demostrado experimentalmente que las interacciones sociales pueden aumentar simplemente por estar en presencia de un perro, lo que puede ser de gran valor para lidiar con ciertas condiciones y trastornos.

Según datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), 1 de cada 62 niños nace con autismo en Puerto Rico, donde existen cerca de 15 mil niños con esta condición. La creciente incidencia de trastornos del espectro autista ha resultado en un aumento en las terapias diseñadas para tratar esta condición. Una de estas es el uso de perros adiestrados para trabajar personas con trastornos del espectro autista. 

Cómo surgen los perros “autistas”

En 1996, los expertos de la National Service Dogs (NSD), una entidad con sede en Canadá, entregaron por primera vez un perro entrenado llamado Shade, para la rehabilitación a un niño con autismo.

Según la NSD, la misión de los “perros autistas” es aumentar la seguridad del paciente. La terapia se centra en estimular al niño a integrarse socialmente y a desarrollar su propia autonomía. El perro cumple un propósito terapéutico, pero también educativo, pues tendrá que enseñarle al niño a desenvolverse en el ámbito social.

Apoyo a los padres y cuidadores

 Un “perro autista” puede reducir la probabilidad de que el niño salga corriendo o cruce una calle, porque está físicamente conectado con el paciente. Los perros están entrenados para seguir las órdenes de los padres, detenerse en las puertas y resistir que el niño se aleje, usando su peso para desacelerar o detener al niño.

También se sabe que los perros alertan a los padres sobre situaciones potencialmente peligrosas. Esto puede resultar en que no solo la persona con autismo permanezca a salvo de daños, sino también en que los padres, los cuidadores y otros miembros de la familia estén más tranquilos. 

Cuáles son los beneficios de un perro de servicio para niños con autismo

Potencia las conductas sociales positivas.

Fomenta diversas habilidades sociales.

Reduce las conductas de fuga y evitación.

Disminuye las conductas estereotipadas.

Mejora la tolerancia a la frustración.

Estimula el contacto ocular y físico.

Estimula nuevos aprendizajes y la adaptación a entornos diferentes.

Disminuye la ansiedad y el estrés, a la vez que mejora el sueño.

Referencias
Autism Service Dogs
National Service Dogs
Organization for Autism Research