Jonathan Marín Cruz, residente de Caguas, cuenta que Khaled, su perro galgo afgano, llegó a él como regalo de cumpleaños.

“Me había informado de antemano de su cuidado y comportamiento, y me di la oportunidad de tener esta hermosa raza canina. Describo a Khaled como un niño mimado que añora el amor y atención de su padre. Es noble, fiel, inteligente y atento”, describe Jonathan, quien agrega que, aunque siempre quiso tener una mascota, reconoce el trabajoso cuidado y mantenimiento que requiere su pelo.

“Estamos en cuarentena y eso me hace 100% responsable del cuidado de su pelo y de que este luzca hermoso, sedoso y sin nudos. Pero, cuando llego a mi casa, luego de un arduo día de trabajo, al ver la emoción con la que me recibe Khaled, me reconforta y me anima a seguir adelante”, dice.

Jonathan menciona que no se puede imaginar su vida sin Khaled y menciona que, más que un perro, es mi amigo, con quien tiene muchos planes como perro de terapia, modelo y perro de obediencia. 

Su recomendación para otras personas es que, “no importa la manera en la que adquieras tu mascota, si es comprado o adoptado, ambos merecen tener el privilegio de disfrutar de un hogar donde los cuiden, los eduquen y donde haya el compromiso de protegerlos hasta sus últimos días. Hay que entender que un perro no es un objeto, sino un miembro más de la familia. Si entendemos esto, entonces sabremos cuándo es la hora de convertirnos en futuros padres caninos”, apunta.