“Criar mantis ha cambiado mi percepción sobre los insectos y me han enseñado cuán fascinante son estas criaturas, al ver el proceso de crecimiento y todos los cambios que ocurren” 

 Hay personas a las que les gustan las mascotas exóticas y fuera de lo común. Pero, tener un insecto como mascota es poco usual para muchas personas. Pero, este no es el caso de Keishla Marie Brito, original de Toa Baja, Puerto Rico. 

 “Cuando llegué al estado de Misuri, en Estados Unidos, me encontré con que tener mantis como mascotas es bastante común y hasta existen criadores que se dedican a reproducir las especies que no son nativas de los Estados Unidos para venderlas como mascotas. Siempre me habían parecido fascinantes, así que comencé a leer sobre ellas y a contactar a diferentes criadores hasta que adquirí mi primera mantis y después de ahí he seguido añadiendo a mi colección”, comenta Keishla quien cuenta con varias especies de mantis religiosas, como: FernGully, de la especie Rain Forest Giant; Bradley, de la especie Spiny Flower; Jerry, de la especie Tenodera Sinensis; Buddy, de la especie Budwing; y Wash, de la especie Ghost. 

Aunque estas solo llevan unos meses con Keishla, ella ha tenido mantis religiosas desde hace dos años. 

“Para ser un insecto, las mantis son muy inteligentes, se adaptan a los seres humanos y, una vez confían en ellos, buscarán treparse en su mano si se la extiendes y hasta tomarán alimento directamente de tu mano. Su dieta consiste en otros insectos, cada mantis tiene una personalidad y gustos diferentes, algunas aceptarán cualquier insecto como alimento, mientras otros prefieren solo insectos voladores como las moscas o las polillas”, explica Keishla. 

Entre las cosas más interesantes que nos menciona es cómo toman agua, pues lamen las gotas en las paredes o las plantas de su hábitat, el cual debe ser, al menos, dos veces más alto y ancho que la mantis. 

“No puede ser demasiado grande, ya que, de ser así, se le dificultaría atrapar su alimento”, comparte Keishla, quien agrega que la humedad y la temperatura requerida varía según la especie de mantis y que son insectos solitarios que solo se buscan hembras y machos cuando están en época de apareamiento. 

“Buscarles los gustos de alimentación no es fácil. Tengo unas que son felices comiendo grillos o gusanos de harina (‘mealworms”) que les compro en el pet shop, pero otras prefieren insectos de jardín o moscas, por lo que he tenido que ingeniarme trampas y diferentes maneras para atraparlos para ellas”, asegura. 

Un dato interesante de las mantis es que, debido a que las hembras suelen ser mucho más grandes que los machos y a la hora de aparearse terminan comiéndoselo, cuando son criadas en cautiverio los criadores evitan esto alimentando a la hembra durante el apareamiento y removiendo el macho tan pronto terminen de aparearse. 

“Criar mantis ha cambiado mi percepción sobre los insectos y me han enseñado cuán fascinante son estas criaturas, al ver el proceso de crecimiento y todos los cambios que ocurren”, destaca. 

Por ello, Keishla entiende que se está viendo un interés de las personas hacia los animales de todas las especies y que ahora, gracias a las redes sociales y la internet, es mucho más fácil informarse en cuanto a su cuidado.